Testimonio de Blanca Ponce | El Salvador

Proyecto: Mujeres rurales
Seguridad Alimentaria y salud

“En mi comunidad soy conocida como Blanqui, de la comunidad Platanares del municipio de Zacatecoluca, departamento de La Paz, El Salvador, gracias al apoyo de CORDES, la municipalidad y la ADESCO, he sido beneficiada en el proyecto financiado por el Ayuntamiento de Madrid y Fundación del Valle para favorecer la seguridad alimentaria, buenas prácticas de higiene y nutrición que son muy necesarias en nuestra comunidad.

Con el proyecto he participado en la formación como Técnica Agrónoma Popular (TAP) en las capacitaciones que he participado, entre otras muchas cosas, he aprendido a desarrollar el huerto familiar sin utilizar materiales químicos, sino que todo orgánico y natural, además, los conocimientos que adquirí los comparto con otras vecinas y personas beneficiarias del proyecto que viven aquí en la misma comunidad, les apoyo para ver que no les lleguen enfermedades a las plantas, cómo y en qué momentos hay que abonarlas, etc.

En mi caso, he establecido un pequeño huerto diverso, donde hemos cosechado tomates, pepinos, rábano, cebollín, chile, berenjena, repollo, lechuga y, además, cultivo de peces. En los últimos años, sobre todo a partir de la pandemia de COVID 19 hemos tenido dificultades para tener los alimentos necesarios para la familia, ha habido escasez, a veces los precios son muy caros y no contamos con los recursos para comprarlos, por eso los huertos se han implementado para cosechar nuestros propios vegetales y verduras para el consumo de la familia, además podemos vender lo que nosotros no alcanzamos a consumir, ya que hemos tenido buena producción de verduras; con lo que vendemos entre los vecinos podemos comprar otras cosas que no tenemos en el huerto, como huevos, pollo, leche, etc.

Otro aspecto importante del proyecto es que nos ha abierto espacios de participación a las mujeres, muchas veces los proyectos agropecuarios sólo toman en cuenta a los hombres, pero en este caso las mujeres hemos sido tomadas en cuenta y estamos demostrando que las mujeres aportamos igual que los hombres en el trabajo productivo. Lo bueno es que he adquirido conocimientos y yo decido qué es lo que voy a cultivar, y al vender el excedente yo administro el dinero para comprar lo que es más necesario para la familia.”

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